En el año 2009, cumplí 50 años de edad, 25 años de Escribano, y el mayor de mis tres hijos, cursando 5to. año de la secundaria, me informó que había resuelto seguir la carrera universitaria para ser también Escribano.-Esto me motiva a pensar en un posible futuro lejano para la Escribanía Comas, y también recordar los orígenes, las bases y los inicios.-Siempre dije que yo era también de cuna notarial, pero no de «oro» sino de madera… Mi padre, Carlos Luis Comas, nacido en 1930 y fallecido en 1992, sin estudios secundarios formales y autodidacta, se inició trabajando en el Estudio Jurídico del Doctor Julio J. López del Carril, quien fuera profesor emérito en la Facultad de Derecho de la UBA en la cátedra de Civil V, Sucesiones, y pasó luego al ámbito notarial, (era una luz escribiendo en la Olivetti como egresado de Pitman e hizo carrera cuando se permitió que los primeros testimonios se hicieran ya a máquina, siguiendo entonces los amanuences solo con el protocolo y las plumas cucharita); y siendo un trabajador incansable y estudiante de todo lo notarial, (heredé su colección de modelos notariales de «Baldana»), llegó a ser el Oficial Mayor y hombre de confianza del Escribano Alberto J. Garrido titular del Registro 141, (el hermano mayor de quien fué durante décadas el Escribano de Gobierno).- (Tanto lo apreciaba el Escribano Garrido a mi padre, que me cuentan que cuando nací, le prometió que si yo seguía la carrera notarial, él me adscribiría, pero lamentablemente falleció cuando yo estaba en segundo año de Derecho).-En ese ámbito notarial mi padre conoció al Escribano Israel Kleiman (anterior titular del Registro 159 actualmente a mi cargo), y a muchos Escribanos que comenzaban sus primeros años de ejercicio profesional, como León Hirsch, Rodolfo Silvestre, Tato Quirós, Roberto Schillaci, Luzbelia Billordo, etc., formó lazos de amistad con ellos, y no siendo un par, igualmente fué reconocido por todos como un idóneo que sabía más que muchos escribanos.- Recuerdo en mi secundaria viendo como de noche estudiaba profundizando temas notariales que veía en los Cursos del Colegio para Empleados de Escribanía.- Yo empecé a trabajar con él al terminar mi secundaria, durante el año 1977, y lo primero que me enseñó fue el oficio de Gestor societario ante la entonces Inspección General de Personas Jurídicas IGPJ, y en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial de Registro.- Aprendí con mi padre todos los secretos que él conocía de las sociedades y de las tramitaciones registrales, y fundamentalmente aprendí a amar el derecho societario por sobre las otras ramas del derecho.- Llegué a la conclusión de que cualquier escribano podía hacer una compraventa e inscribirla en el Registro de la Propiedad, pero no cualquiera podía asesorar notarialmente en temas societarios complejos, y que allí podía diferenciarme profesionalmente.- Eso hizo que cuando me recibí, cursé el postgrado de especialización en derecho notarial en la Universidad Notarial Argentina, e ingresé a las comisiones del Colegio de Capital, con el grupo de escribanos noveles.- Aquí fui conociendo a mis otros «Maestros», como el Escribano Max Sandler, entonces Presidente de la Comisión de Derecho Económico y Procedimientos Societarios, que luego pasó a ser el Instituto de Derecho Comercial del Colegio, y por último, por ser el más importante, con el maestro Escribano Norberto Benseñor, reconocido experto en temas societarios.- Ellos, desde mi padre Oficial Mayor, hasta los Escribanos profesores mencionados, pusieron cada uno un peldaño para que pudiera elevar «mi horizonte jurídico» al decir de Max, y hoy, a pesar de que por falta de tiempo no concurro asiduamente al Colegio, trabajando y estudiando desde mi notaría, con los artículos que escribí desde el 2007 (en temas societarios, impositivos y de fideicomisos) publicados en nuestra Revista del Notariado, trato de aportar yo también mi granito de arena, y de pasar la posta a mis colegas, (y futuros colegas como en el caso de mi hijo), para que también traten siempre en lo posible, de «elevar el horizonte jurídico del notariado».-En recuerdo de mi padre, quien me enseñó en definitiva con su ejemplo de vida, dos de las cualidades mas importantes para un escribano: el ser honesto y la hombría de bien.

Adrián Carlos Comas.

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