Escribanía Comas

Sobre Nosotros

ADRIAN CARLOS COMAS
Escribano titular del Registro Notarial 159, C.A.B.A.

Especializado en Derecho Societario, Tributario y Fideicomisos (de administración e inmobiliarios de construcción).
Profesional dictaminante en trámites de inscripciones societarias ante la Inspección General de Justicia
Constituciones, reformas, transformaciones, reorganizaciones, y disoluciones societarias.
Integrante de los Institutos de Derecho Tributario y de Derecho Comercial del Colegio de Escribanos de C.A.B.A.

MATÍAS  GABRIEL COMAS
Escribano titular del Registro Notarial 57, C.A.B.A.
Abogado con orientación en Derecho Notarial, Registral e Inmobiliario.
Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires (U.B.A.) – Diploma de Honor

M. CRISTINA TAPIA

Oficial Mayor con más de cincuenta años de experiencia en esta escribanía, habiendo comenzado como colaboradora del entonces Oficial Mayor Carlos Luis Comas.

EL EQUIPO

Colaboradoras especializadas en temas societarios.
Colaboradoras especializadas en temas inmobiliarios.


VER: «EL CAMINO NOTARIAL – 15/09/2022»– POR ESC. MATIAS COMAS.


VER: ESCRIBANIA COMAS, TERCERA GENERACION, LA SAGA CONTINUA…– POR ESC. ADRIAN COMAS.


Recuerdos del Futuro

En homenaje a mi padre, Carlos Luis Comas, Oficial Mayor de Escribanía

En el año 2009, cumplí 50 años de edad, 25 años de Escribano, y el mayor de mis tres hijos, cursando 5to. año de la secundaria, me informó que había resuelto seguir la carrera universitaria para ser también Escribano.-

Esto me motiva a pensar en un posible futuro lejano para la Escribanía Comas, y también recordar los orígenes, las bases y los inicios.-

Siempre dije que yo era también de cuna notarial, pero no de «oro» sino de madera… Mi padre, Carlos Luis Comas, nacido en 1930 y fallecido en 1992, sin estudios secundarios formales y autodidacta, se inició trabajando en el Estudio Jurídico del Doctor Julio J. López del Carril, quien fuera profesor emérito en la Facultad de Derecho de la UBA en la cátedra de Civil V, Sucesiones, y pasó luego al ámbito notarial, (era una luz escribiendo en la Olivetti como egresado de Pitman e hizo carrera cuando se permitió que los primeros testimonios se hicieran ya a máquina, siguiendo entonces los amanuences solo con el protocolo y las plumas cucharita); y siendo un trabajador incansable y estudiante de todo lo notarial, (heredé su colección de modelos notariales de «Baldana»), llegó a ser el Oficial Mayor y hombre de confianza del Escribano Alberto J. Garrido titular del Registro 141, (el hermano mayor de quien fué durante décadas el Escribano de Gobierno).- (Tanto lo apreciaba el Escribano Garrido a mi padre, que me cuentan que cuando nací, le prometió que si yo seguía la carrera notarial, él me adscribiría, pero lamentablemente falleció cuando yo estaba en segundo año de Derecho).-

En ese ámbito notarial mi padre conoció al Escribano Israel Kleiman (anterior titular del Registro 159 actualmente a mi cargo), y a muchos Escribanos que comenzaban sus primeros años de ejercicio profesional, como León Hirsch, Rodolfo Silvestre, Tato Quirós, Roberto Schillaci, Luzbelia Billordo, etc., formó lazos de amistad con ellos, y no siendo un par, igualmente fué reconocido por todos como un idóneo que sabía más que muchos escribanos.- Recuerdo en mi secundaria viendo como de noche estudiaba profundizando temas notariales que veía en los Cursos del Colegio para Empleados de Escribanía.- Yo empecé a trabajar con él al terminar mi secundaria, durante el año 1977, y lo primero que me enseñó fue el oficio de Gestor societario ante la entonces Inspección General de Personas Jurídicas IGPJ, y en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial de Registro.- Aprendí con mi padre todos los secretos que él conocía de las sociedades y de las tramitaciones registrales, y fundamentalmente aprendí a amar el derecho societario por sobre las otras ramas del derecho.- Llegué a la conclusión de que cualquier escribano podía hacer una compraventa e inscribirla en el Registro de la Propiedad, pero no cualquiera podía asesorar notarialmente en temas societarios complejos, y que allí podía diferenciarme profesionalmente.- Eso hizo que cuando me recibí, cursé el postgrado de especialización en derecho notarial en la Universidad Notarial Argentina, e ingresé a las comisiones del Colegio de Capital, con el grupo de escribanos noveles.- Aquí fui conociendo a mis otros «Maestros», como el Escribano Max Sandler, entonces Presidente de la Comisión de Derecho Económico y Procedimientos Societarios, que luego pasó a ser el Instituto de Derecho Comercial del Colegio, y por último, por ser el más importante, con el maestro Escribano Norberto Benseñor, reconocido experto en temas societarios.- Ellos, desde mi padre Oficial Mayor, hasta los Escribanos profesores mencionados, pusieron cada uno un peldaño para que pudiera elevar «mi horizonte jurídico» al decir de Max, y hoy, a pesar de que por falta de tiempo no concurro asiduamente al Colegio, trabajando y estudiando desde mi notaría, con los artículos que escribí desde el 2007 (en temas societarios, impositivos y de fideicomisos) publicados en nuestra Revista del Notariado, trato de aportar yo también mi granito de arena, y de pasar la posta a mis colegas, (y futuros colegas como en el caso de mi hijo), para que también traten siempre en lo posible, de «elevar el horizonte jurídico del notariado».-

En recuerdo de mi padre, quien me enseñó en definitiva con su ejemplo de vida, dos de las cualidades mas importantes para un escribano: el ser honesto y la hombría de bien.

Escribano Adrián Carlos Comas.

PENSAMIENTOS DE VIDA

DESVELADO EN UNA CABAÑA EN KENIA. (Octubre 2018)

Son las 2 de la mañana.
Me desperté luego de 4 horas de descanso.
Me siento protegido.

Una cama y un tul me separan del piso y de los insectos.
Una cabaña circular de madera me separa de los animales pequeños.
Un cerco alambrado perimetral me separa de los predadores grandes.

Estoy en medio de todo lo salvaje.

A pocos kilómetros se encuentra la aldea de los Masái que conocí esta tarde.
Sus chozas de ramas, barro y estiércol de sus animales, y su inmunidad genética, los protegen de los insectos y de los animales pequeños.
Un cerco perimetral de ramas entrelazadas los protege, a ellos y a su ganado, de los predadores grandes.

Se sienten protegidos.

De la misma forma que hace cien mil años lo hacían en esta misma tierra, sus ancestros ya homo sapiens. Los mismos que migraron en parte de África a Asia y Europa hace sesenta mil años, en un viaje a pie que cruzando por último por el norte de Asia a América hace más de diez mil años, terminaron de ocupar todo el planeta.

Los Masái y yo/ustedes/nosotros, tenemos mucho en común.
Todos provenimos de este lugar de origen. Todos provenimos de África, «todos somos, en origen, africanos», algunos simplemente por asentarnos unos miles de años en otros hábitats y climas, con la piel «un poco mas clara que otros»…
Todos vivimos sintiéndonos protegidos en éste, nuestro hogar, nuestro planeta.
Este es el origen de toda nuestra raza humana.
Este es todo nuestro hogar, todo este planeta.

Luego de cientos de miles de años dominamos el fuego; dejamos de ser recolectores y aprendimos la agricultura; de tallar huesos y piedra,
terminamos dominando los metales.
Pasamos de transmitir lo que aprendimos de generación a generación, de la palabra oral a la palabra escrita.
Pasaron luego miles de años y solo hace unos pocos cientos, tuvimos «enormes saltos tecnológicos».

Pero ahora es imprescindible para nuestro futuro y el de nuestro hogar, nuestro planeta, el tener una «nueva evolución», pero esta vez en otro
plano, que no es el material.
En el «plano de la conciencia», de que todos provenimos de un mismo origen, somos todos parte de lo mismo, y todos debemos por lo tanto el
ayudarnos, cuidarnos, protegernos, y cuidar nuestro hogar.
Tenemos la tecnología para destruirnos, y estamos agotando los recursos del planeta en forma demasiado rápida.
En los próximos cientos de años debemos dar ese nuevo paso en nuestra evolución humana.
Y solo lo podremos hacer tomando conciencia plena de esa necesidad.

Me siento protegido solo por un tul.
Los masái se sienten protegidos solo por las ramas entrelazadas.
La humanidad se siente protegida solo por la tecnología.

Pero nuestra mayor protección será para «nuestro futuro lejano», el tomar conciencia de que necesitamos avanzar en un «pensamiento global».

Un granito de arena en ese pensamiento global, son estas ideas en una noche desvelada en una cabaña en medio de la agreste África.
Otro granito será el seguir compartiendo estas ideas con mis hijos en casa.
Otro será el compartirlos ahora con ustedes.
Y otros granitos serán las ideas que, en el mismo sentido, ustedes compartan con otros.

Es notable la energía que en algunos lugares, la naturaleza emana, e influye en nuestra percepción y conciencia…

Vine a África buscando ver y conocer a los animales en su «real hábitat», y siendo un estudioso de la evolución e historia de la humanidad, por una necesidad imperiosa de ver y conocer «la tierra del origen del hombre».

Y también, a mis casi 60 años, buscándome a mí…

Quizás estas horas de desvelo sean consecuencia de esas búsquedas…

Adrián.